“El cuerpo en el cuento, el cuento en el cuerpo.”
¿Vamos a mirar y a
escuchar cuentos?
En la palabra escrita
no vemos a la persona que la dice, pero en la oral sí, y también percibimos
tonos en la voz, intensiones y mayor o menor vitalidad corporal.
En el momento en que nos
ponemos delante de alguien para ser emisores de un mensaje, comenzamos a ser un
blanco de miradas, de distintas miradas,
algunas de aceptación, otras de indiferencia y otras de rechazo. Y lo
que venía a decir pasa a convertirse en presente. Soy yo el que habla
ahora, y la situación hace que el material que tengo “estudiado” salga de una
manera distinta a la que había pensado. Y me siento incómodo, me tiemblan las
rodillas o las manos están duras y siento el pecho comprimido… y entonces
generamos una contradicción entre el cuerpo y la mente.
Alguna vez nos habrá
pasado de ver a alguien que está queriendo hablar frente a un auditorio y que
sus piernas tengan la inconsistencia de caminar en círculos, sentarse, apoyarse
contra algún objeto, etc. En estos casos, sentimos que esa persona no está
segura de lo que está diciendo, o no está cómoda. No podemos creerle lo que
dice, porque hay una actitud contradictoria en su manera de expresarse.
Para facilitar este momento, encontré en el
mimo (lenguaje corporal y gestual) unas estructuras que me permiten iniciar una
narración o disertación predispuesto
a re-crear (o jugar, que
es lo que hacemos cuando contamos un cuento).
Primero vamos a mover y
relajar cada articulación de nuestro cuerpo: cabeza, hombros, muñecas, dedos,
plexo, cintura, rodillas… Luego, los músculos de la cara y de la boca. Lengua y
labios, despertando resonadores. Finalmente, adoptamos una postura con los pies
en la que sintamos una buena base.
A
la vez que practicamos la estabilidad corporal, vamos a liberar
nuestras herramientas expresivas. Y el camino pasará por:
- perder el miedo al ridículo
- concentrarme en la historia que estoy contando
- concentrarme en la historia que estoy contando
- estar atento
- ser auténtico, es decir, encontrar otra manera -mi manera singular- de transmitir una historia.
- ser auténtico, es decir, encontrar otra manera -mi manera singular- de transmitir una historia.
Juan
Ignacio Jafella
Registro de taller en La Manzana de las Luces