miércoles, 3 de junio de 2020

Entrevista a Luis Landriscina


Entrevista a Luis Landriscina [1] (3/6/2020)

Don Luis. Muchos lo consideramos el mayor referente de la narración popular de historias en nuestro país. Lo que nos diga será un valioso aporte para quienes buscamos desarrollar el arte de contar cuentos de forma escénica. Le voy a ir haciendo algunas preguntas, desde ya siéntase libre de responder lo quiera, y explayarse como se sienta cómodo. Estas respuestas, si usted me lo permite, las voy a compartir con amigos, colegas y alumnos. Seguro las vayan a leer o escuchar personas que lo siguen y quieren mucho.

1)         Mi primera pregunta es la siguiente.  ¿Cuál fue su escuela como contador de cuentos? Y en qué medida su oficio lo considera un Don y en que medida una técnica ?
Si alguna vez leyó o escucho algún reportaje a mi persona, en relación a su primera pregunta, Se habrá enterado, que siempre conteste’ , que yo soy solamente el intermediario de un Don que fue dado por Dios, y luego las maestras lo estimularon grado a grado porque sabían que yo era uno de los pocos, que se animaba a enfrentar al peor público que vas a tener en tu vida, que eran los compañeros de tu misma aula…

2)   Usted nos hace imaginar y sentir todo lo que nos cuenta, creo que ahí radica su gran talento. ¿Qué porcentaje de eso que cuenta es real, y que porcentaje es imaginado? Y cómo hace para que lo imaginado , cuando lo cuenta suene tan real o se vuelva verosímil para las personas que lo escuchamos.
Yo siempre fui un obsesivo con la descripción de la  Geografía no solo donde transcurre la historia, sino del perfil de los personajes, con la intención de ir generando en el que escucha, la idea de cómo se va Desarrollar la narración, y muchos son sucedidos a los que le armo el entorno y trato de pintar en el aire con palabras lo que pretendo que el publico se imagine, como en el radio teatro, y nunca pinte algo que no haya conocido, pero admito que en lo imaginado, para que cuadre el cuento, es necesario algunas veces, recurrir a la exageración de rasgos ,sobre todo cuando el final, sorprende con el absurdo…

3) ¿Que opinión tiene sobre adaptar cuentos de la literatura? (tomando un autor que escribió para ser leído y llevándolo a la oralidad y a lo escénico) y en ésta pregunta va implícito si conoce y tiene alguna opinión sobre la Narración Oral Escénica, como se la denomina actualmente.
Creo que una cosa es ser narrador de usos y costumbres como yo, que no puede ni debe desviarse de la verdad histórica de lo que intenta informar -aun con humor- de una región, de un modo de expresarse, de cómo se visten, cual es su comida típica, etc., y otra cosa es un actor haciendo un unipersonal con letra de un autor, al que el debe respetar lo que quiere expresar…
Como yo soy intuitivo, no creo que me pueda ajustar a tremenda exigencia, aunque hice don Verídico un largo tiempo, por radio, pero leyendo junto al interlocutor, y cuando lo hice para televisión con don Héctor Larrea, puse todo mi profesionalismo para memorizar y confiar en los pies justos de mi compañero cosa que agregaba una cuota mas de nerviosismo al logro de un remate adecuado…

4) La última pregunta que le hago (espero poder hacerle más en el futuro) ¿Qué tiene que tener un cuento para que sea bueno para contar?  Y si le gustaría dar un consejo a las personas que hoy en día cuentan cuentos…
Un cuento es como el literario, debe tener planteo, desarrollo y epilogo, si les falta estos ingredientes, al ser de humor, pasa a ser chiste, breve y sin historia que los ubique a los que escuchan…Otro detalle para los que quieran contar cuentos, hay que tener en cuenta que cuando uno quiere que lo escuchen, se plantea inmediatamente un desafío no confesado, entre el que cuenta y el que escucha, y es la única vez que el que pierde, se alegra de haber perdido, porque el narrador lo sorprendió con el final, y esa es la regla ineludible del humor: Sorprender y que la liebre salte por el lado que nunca la hubieran esperado…
Les vuelvo a agradecer a Usted y a Chiara su generosidad. Y envío un fuerte abrazo en nombre de toda la comunidad cuentera.
Bueno estimado Señor Jafella, espero haberle sido útil, y espero su respuesta…
                                                 Luis Landriscina



[1] A raíz de la cuarentena, y mediante las redes sociales, logré contactarme con la nieta de Don Luis que es quien administra su perfil público y le pedí si podría entrevistar a su abuelo. Le dije que lo que tuviera para contarnos a los narradores de hoy sería de muchísimo valor. Ella me respondió que le haga las preguntas y que ella se las enviaría. Luego les conté ésta situación a muchos de ustedes: amigos, alumnos y compañeros de la actividad cuentera. Invité a pensar preguntas para hacerle a Landriscina. Luego hice una síntesis, ya que no quería ni preguntarle algo obvio , ni ser redundante, ni apabullarlo con preguntas. Afortunadamente me invitó a seguir en contacto con él, así que espero que ésta sea nomás una primera entrevista.

lunes, 11 de noviembre de 2019

La creación del relato. 3 principios sensoriales


La creación del relato. 3 principios sensoriales
En todas las culturas hay 3 principios o maneras de interactuar con el saber y la experiencia. Creo que éstas 3 esferas de sentido se combinan en la memoria, la construcción y recreación de cualquier relato.
1. El Cuerpo: Responde al movimiento y a la percepción de todos los sentidos. Cuando llama nuestra atención (nos impacta) lo sentimos en el cuerpo. Las experiencias ocurren y luego la mente, el pensamiento las desarma y las vuelve a armar con el uso de la memoria y la interpretación. Al poner en palabras una historia, adquieren un sentido, quien habla ordena lo sucedido y quienes escuchan intervienen interpretando y así se forma toda una red de significados.
Cuando contamos un cuento estamos poniendo el cuerpo en acción. O dicho de otra manera, el relato aparece a medida que ponemos el cuerpo y la voz para contarlo.

2. La Imagen: Responde a los estímulos visuales y está ligada a la mirada. Formas, Color, Luz, Espacio son los principios que la ordenan. Las historias que contamos las miramos primero. Sean nuestras o ajenas, en la medida que mejor mire (que esté bien iluminado aquello que cuento) mejor lo reconoceré y podré contar. Siempre teniendo en cuenta que como me impacte a mí esta historia será lo que voy a narrar.
Una manera de echar luz y color en una historia esto es a partir de la documentación de lo sucedido (pinturas, fotos, películas). Puede ayudarnos hacer un Storyboard (historieta) del relato. No tiene valor artístico en sí, ni tiene que entenderlo otra persona, sino funcionar para nosotros como un boceto, un ayuda-memoria. Una vez hecho el storyboard podemos narrar siguiendo, en vez de conceptos, imágenes.

3. La palabra: Responde a la lógica de causalidad. Necesita de un orden que la articule y una dirección. En el cuento podemos resumir este principio en la fórmula inicio-nudo-desenlace.  En el campo de los sentidos, está ligada al oído (sonido, musicalidad). Si bien podemos ver muchas imágenes al mismo tiempo, no podemos escuchar dos voces o más hablando al mismo tiempo. El orden y la articulación de la palabra, y en especial el de las acciones, es lo que define que una historia sea historia. Podemos entender mejor una historia a través del estudio de los Núcleos narrativos.
En toda historia hay acciones que modifican el curso de los acontecimientos. Por ejemplo, en Caperucita roja, la mamá le da la canasta para que le lleve a la abuelita y en el camino se cruza con el lobo. Éstas dos acciones son nucleares porque ellas modifican el curso del relato. Lo que pone Caperucita en su canasta, o si eso se le pierde en el camino, no modifica el curso conocido de la historia. Como narractores y narraactrices, sabemos diferenciar éstas dos cosas. Para saber si es núcleo narrativo puedo preguntarme “¿Y entonces, que pasó?”[1]. Si la acción no modifica el curso de la acción, entonces se la denomina catálisis. Sin embargo, si diferenciamos la historia (lo que se cuenta) del relato (cómo se lo cuenta) no podemos desestimar el valor de la catálisis. Dice Roland Barthes: “La función de la catálisis es mantener el contacto entre el narrador y el lector. Digamos que no es posible suprimir un núcleo sin alterar la historia pero tampoco es posible suprimir una catálisis sin alterar el relato”

Juan Ignacio Jafella





[1] Contar los hechos en otro sentido, de atrás para adelante, empezar por el medio, etc. puede reforzar mi agudeza y creatividad para concatenar los hechos y “apropiarme de la historia”.

miércoles, 12 de junio de 2019

¡¡¡Hoy Narro cuentos en ITALIANO 🇮🇪 en el CECIE 16 de Villa Devoto!!!

https://www.facebook.com/pg/CECIE-16-1568262763492913/photos/?tab=album&album_id=1568274806825042

jueves, 14 de febrero de 2019

Les cuento que el día martes 26 de febrero a las 15 hs seré expositor en el Congreso Tendencias Escénicas 2019 que organiza la Universidad de Palermo.

Para quienes deseen asisitir, la participación es libre y gratuita. Sólo tienen que inscribirse previamente desde el siguiente link:
 www.palermo.edu/escenadc (en el inicio hay una opción que dice "inscripción")

Formo parte de la mesa de debate y reflexión ACTUACIÓN, VOZ, NARRACIÓN Y CUERPO. La cita es en la sede de la calle Jean Jaurez 932, en el aula 1.10

Sobre el tema que voy a presentar, publiqué un artículo en la Edición número 57 del periódico de ArtesEscénicas, que pueden leer entrando al siguiente link: http://www.artesescenicas.org.ar/periodico-de-artes-escenicas/images/actual/PAE_57.pdf


Cualquier inconveniente que tengan con la inscripción me avisan.


jueves, 29 de noviembre de 2018

jueves, 11 de octubre de 2018

De la esencia a los procedimientos. Adaptación de un texto a la oralidad.


1.      Del relato oral a la literatura.
En un principio los cuentos eran orales y por lo tanto, había tantas versiones como personas los contaran. La primera fase escrita probablemente se inició cuando los egipcios elaboraron el llamado “Libro de lo mágico​” (cerca del 3050 a. C.). De allí pasamos a la Biblia —donde por ejemplo se recoge la historia de Caín y Abel (aproximadamente en el 2000 a. C.)— la que tiene una clásica estructura de cuento. En el siglo VI a. C. surgieron las obras Ilíada y Odisea, de Homero, así como la literatura hindú con Panchatantra (siglo II a. C.). Con posterioridad y en Persia, surgió y se difundió la recopilación de cuentos “Las mil y una noches” (siglo X).
La segunda fase escrita comenzó alrededor del siglo XIV, con el renacimiento (o humanismo) que fue cuando surgieron las primeras preocupaciones estéticas. Así, Giovanni Boccaccio (1313-1375), inspirándose en el género del novellino, compuso en esos años su “Decamerón”. Boccaccio dio una estructura exterior a los relatos, la llamada cornice: una serie de narradores que se reúnen en un lugar para contarse mutuamente cuentos para distraerse, forzados por alguna desgracia exterior que pretenden evitar. A ésta cornice nosotros hoy la llamamos “el marco del cuento”.

2.      La esencia del cuento
A medida que las sociedades se fueron modernizando, las religiones se instituyeron y fue teniendo mayor importancia la cultura letrada. Los cuentos orales que no entraban en la cosmovisión dominante fueron quedando relegados a la infancia, la superstición, lo mágico, lo popular y lo profano. La literatura moderna los recopila, escribiendo y cristalizando una versión de la historia (un ejemplo es el “Pulgarcito” de Perrault y el de los hermanos Grimm). Al ser escritos, los cuentos pasan a tener un autor y una existencia en el mundo de la cultura letrada. Su materialidad a través de los libros les otorga un reconocimiento que antes no habían tenido. Por un lado, esta cultura revaloriza el folklore de los cuentos y por otro les  confiere un sentido: que eduquen moralmente a las niñas y a los niños. De allí viene la idea de que lo principal de una historia es su mensaje. Éste suele confundirse con la esencia del cuento. Así se desprenden las moralejas, interpretaciones unidireccionales que no respetan la facultad de pensar y de interpretar en los lectores (u oidores). Ésta subestimación la ridiculiza Saki en “El cuentista” (1914).

3.       El siglo XX
En el siglo XX se generó un gigantesco avance en la técnica y la ciencia. Por un lado surgió el psicoanálisis, que comenzó a interpretar el inconciente (lo que estaba debajo del iceberg) de las conductas humanas. Por primera vez una ciencia evidenciaba el significado no conciente de las palabras, actos, producciones imaginarias (sueños, fantasías, delirios) de una persona. Por otro lado, aparecía el materialismo histórico que investigaba la sociedad humana, tratando de hacerlo sin presupuestos ideológicos, partiendo de los individuos empíricos y las relaciones que establecían entre ellos.
En las artes escénicas aparecen dos géneros devenidos de éstas corrientes: el naturalismo y más tarde el constructivismo. El primero, en reacción al romanticismo (el movimiento predecesor) está basado en reproducir la realidad con una objetividad documental en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares. El segundo constituyó una manera de desglosar la obra de arte en un espacio y un tiempo.  A partir de éstas dos corrientes (en especial la segunda) considero que surgen las adaptaciones.

4.      Los métodos derivados del siglo XX
La adaptación está ligada con el análisis y la interpretación de un texto u obra de arte.
Estudiar la biografía del autor para interpretar su obra se corresponde en parte con el naturalismo (y es todavía heredero del romanticismo). La búsqueda de un narractor o narractriz que cuente algo creíble (y que sea también creíble su expresión) sigue también de ésta lógica.
  El constructivismo hizo entrar en juego la capacidad de desarmar un texto o una obra de arte. Podemos decir que al hacer esto de alguna manera los desacralizó (como un niño que juega desarmando un jueguete para ver cómo funciona). En ese desacralizar la obra de arte, se descubrió que toda obra es resultado de un momento particular (social, cultural e histórico) y así el análisis y la interpretación de una obra comenzó a ligarse al estudio del contexto social e histórico de su producción.

5.      Los procedimientos
Uno puede inferir lo que pudo haber querido hacer el autor o lo que produjo el texto en un determinado momento histórico. Sin embargo, hay algo más que necesitamos saber para hacer una adaptación. Son los procedimientos mismos (o signos) que componen el texto.
La semiología, o semiótica es una ciencia que trata sobre los sistemas de comunicación dentro de las sociedades humanas. Estudia las propiedades generales de los sistemas de signos.
El estudio de los signos nos permite observar y analizar los procedimientos y las marcas que deja un autor en su texto u obra. Por ejemplo, podemos ver si en el cuento aparece un elemento sorpresivo que estaba omitido para provocar un efecto. Otros procedimientos que podemos encontrar son ritmos, estructuras sintácticas o morfológicas, recursos poéticos y narrativos que se presentan en la historia. A medida que leemos e interpretamos esos signos, los podemos homologar en el campo de la escena.

6.      La libertad de crear
Mientras contamos nuestra versión oral del cuento, vamos recreando esos signos que antes estaban en el papel y ahora aparecen en escena. Entonces, no podemos decir que reproducimos la esencia del cuento, en todo caso, cada persona descubre (o construye) la esencia que ella misma le quiera dar a su historia. Y la materialidad de un cuento se encuentra en todos los procedimientos que podamos visualizar, leer e interpretar empíricamente. Éste trabajo puede ser tanto racional como intuitivo, si bien en el arte no hay una diferencia tajante entre éstas dos cosas. 
Si el mensaje no es la esencia del cuento, hoy podemos contar como por primera vez, haciendo interpretaciones nuevas, con total libertad. Y hasta dándonos el permiso de cambiar la historia si la contamos, ya que la predictibilidad mata el suspenso, elemento primordial para mantener la atención. Quizás, el acto de imaginar requiere la capacidad de producir nuevos significados (tanto para quien cuenta como para quien escucha).

7.      Conclusiones
Creo que una narractriz puede darle a cualquier texto la intensión que desee darle (por ejemplo, parodiar, cambiar el estilo o fragmentar el discurso). Desde un punto de vista contemporáneo creo que la adaptación de un cuento literario siempre va a estar supeditada a la intención que tengan los narractores, y a cómo lo reciba su interlocutor o público. Por esto digo que, en el fondo, todas las adaptaciones son versiones libres orales.

Por otro lado aparecen dificultades nuevas, como la disminución de la atención del público, derivada de ésta época saturada de información y del uso indiscriminado de la tecnología. Es importante que investiguemos en nosotrxs mismxs y en el material que deseamos narrar, para adueñarnos de la expresión y del relato, cómo lo queramos contar movilizando nuestros propios gestos y nuestra voz. Finalmente, en la narración frente a otrxs se terminará de definir el sentido, un sentido que no podemos atrapar porque siempre se nos escapa.


Lic. Juan Ignacio Jafella
www.cuentacuenteando.blogspot.com.ar

lunes, 6 de agosto de 2018

De la narración oral al juglar contemporáneo.


Génesis del término “Narración Oral Escénica”
Nace en Cuba en los años setenta con Francisco Garzón Céspedes, narrador y pedagogo, que genera una nueva modalidad de contar cuentos a partir dela literatura, hoy conocida como narración oral escénica. En ésta forma, los narradores y narradoras se tenían que vestir de negro, en muchos casos no se podían parar, y tampoco emocionar, ya que buscaban diferenciar su arte de la actuación[1]. 
Cabe destacar que antes que Garzón Céspedes inventara el término, en la tradición teatral europea existió el espectáculo “Misterio Buffo” de Darío Fo, estrenado en 1969. El teatro colectivo había sido en Europa y América el ícono de los años 60 [2] y pisando la década del 70 un actor/autor/director reconocido rescataba la figura unipersonal del juglar. Sobre la base de los llamados misterios bufos, que en la Edad Media representaban los juglares para hacer mofa de los Misterios evangélicos, Fo presentaba una crítica de las injusticias sociales y el poder de la jerarquía eclesiástica. Él mismo representaba estos textos, haciendo uso de su conocimiento histórico. Se vestía de negro, sin dejar de lado la importancia del cuerpo y del espacio en su espectáculo. El espectáculo era un acontecimiento tanto escénico como pedagógico y social.
Lo que el término (nacido en los 70) “narración oral escénica” nos dice entre líneas es, primero, que nace de la literatura. En segundo lugar, que además de oral es “escénica”. Quiere decir que a lo auditivo se añadiría lo visual y espacial de la escena. ¿Y qué es lo escénico? Para mí, lo propiamente escénico es el encuentro no-cotidiano entre personas de una comunidad.
Sin embargo, reunirse a contar historias (invocando o no alguna divinidad) es primigenio en todas las culturas. También los que cuentan historias de humor (chistes). Esto creo porque los humanos conocemos (al mundo y a nosotros mismos), nos orientamos, nos divertimos, nos cuestionamos a partir de historias.
Retomando la figura del juglar, que criticaba el poder establecido (representado en ese momento por la Iglesia) ¿no somos los narradores y las narradoras seres buscadores de sentido, y al mismo tiempo, provocadores de una resistencia social y cultural?
Juan Ignacio Jafella
www.cuentacuenteando.blogspot.com.ar



[1] Ésta diferencia entre actuar y narrar ya está descripta por Aristóteles. En su “Poética” afirma que el arte de narrar no incluye la representación, en cambio el actor “muestra” lo que la historia cuenta. Ésta diferenciación es más bien clásica y la tendremos en cuenta sólo en términos teóricos.
[2] ver Jerzy Grotowski: “Hacia un teatro pobre”